Corría una brisa fresca pero no hacía frío, el sol resplandecía sobre la vereda en la que caminaba. Era una de esas calles empedradas que conocen quien sabe cuántas historias. Al costado, los casas coloridas, casi chistosas, de cuyos balcones se asomaban muñecas y muñecos que saludaban sonrientes, como si hubieran quedado detenidos en un punto del tiempo sin otro remedio que la eternidad en sus muecas y expresión de bienvenida.
De pronto se nublo, un viento sacudió violentamente las persianas derruidas de los balcones. Era inminente el chaparrón. Comencé a buscar donde resguardarme ya que nunca ando con paraguas, esta vez la circunstancia sumada a mi curiosidad me dejaron en la puerta de una de las casas girando la manija muy despacito para que nadie me escuche. Una inmensa alegría me arrebató al ver que la cerradura no tenía llave y parecía no haber nadie adentro.
Me quede parada un momento en el patio grande que daba a cuatro habitaciones. Entre a la que daba más al fondo y ahí estaba: ella acurrucada en una esquina como si todo un universo de pena e incertidumbre se hubiera derramado sobre su espíritu. Me tome el atrevimiento de saludarla y no respondió con ninguna palabra, sino con su mirada que me quito la coherencia y el habla. Sus ojos eran un bosque sombrío y frio perdido en el lugar más desolado de la imaginación, el impacto fue como caer en el final del abismo.
Y me dijo:- es el vacio eterno que estruja mi alma,¿ no te das cuenta? Es la mera condición de ser humano, no puedo huir de la circunstancia.
Reflexione que quizás podría huir de su condición dejando de ser, dejándose morir, pero me pareció que debía estar mal de la cabeza además yo soy humano y no sentía esas sensaciones
-: mira, yo también creo serlo y estoy bien, me gustan los colores de las casas creo que es un lugar muy bonito (dije)
-: decime, en la soledad, en un instante apartado del tiempo ( y por eso eterno luego comprendí) sin recuerdos ni programas, en verdad quién sos? Yo soy lo que ves (tosió) mis asquerosas lágrimas, la habitación vacía, por ignorancia o quizás por locura, creo que serías lo mismo si pudieras imaginarlo
-: No, no, yo tengo un porvenir y en verdad no sé porque entre acá, espero que puedas reponerte.
Esas fueron mis últimas palabras y salí de la casa. Me sentí muy bien al salir de esa casa y alejarme de esa chica, y de nuevo encontrarme en la calle colorida y alegre a pesar de la próxima lluvia.
Un huracán de pensamientos desordenados arrebato mi mente al encontrarme con que la muñeca sonriente que me saludaba desde el balcón era idéntica a la muchacha.
Decidí investigar otra casa, y como si fuera una serie de nuevo el gran patio, las habitaciones y una persona en un rincón del cuarto vacio, lleno de penuria y desesperanza.
Se arrastro por el piso y me pidió que no me vaya, y sin que le pregunte nada me dijo
-: no te asustes, no sé porque estoy así y es por eso justamente que no puedo salir. Nunca voy a llegar a tocar la asíntota de la verdad, me acerco al límite y vuelvo a caer….
Me fui sin decirle nada, la sensación de incomprensión me quito el habla. No me sorprendí al encontrarme afuera con otro muñeco idéntico al personaje sonriendo incansablemente en el balcón.
Salí de ahí a la confortable vereda, el chaparron parecio ser solo una nube pasajera porque se estaba despejando y no había caído más que alguna llovizna. Lo extraño es que la calle no tiene numeración ni perpendiculares, o es lineal infinita o es circular, todavía no logro darme cuenta.